domingo, 7 de agosto de 2011

Capitulo 2. Un viaje peligroso y unas pruebas mágicas.

Mi cuerpo es una llama, sin embargo puedo ver con nitidez todo lo que sucede a mi alrededor,observo el bosque a mis pies y las extrañas criaturas que en el moran, como unas niñas de aspecto frágil con dos alas de bellos colores a sus espaldas, o un gran monstruo de múltiples cabezas. Perdida en mis pensamientos noto que la llama se apaga y mi cuerpo vuelve a ser de carne, busco con la mirada a la maga, pero, ni rastro de ella, solo unas pocas llamas y un poco de humo tras de mi. Miro entre los arboles una señal de Laira, pero, lo único que consigo ver son hojas caídas y ramas secas en el suelo, me acerco a un gran árbol y cojo una rama pequeña del suelo, y al cogerla siento una gran sensación en la mano que me recorre todo el cuerpo, ¿me ha hablado? Pensando en esto me siento en el suelo, observo la rama, perfectamente tallada, sin ningún nudo de la madera, la  acerco a mis ojos y la miro detenidamente parece que esta ¿pulida? No creo, pero, aun así parece demasiado perfecta para ser natural, me pierdo entre mis pensamientos.
Un crujido tras de mi me hace levantar y con el palo en alto apunto en dirección al lugar del sonido.

-¿Quien esta hay?-Pregunto en un tono de voz lo más alto posible

-Por favor no me dispares.- Dice alguien al otro lado del árbol.

-¿Quien eres?-Pregunto sin bajar la rama.

Un pequeño niño sale de detrás del árbol con los ojos llenos de lágrimas, y temblando, se tapaba la cara y el cuerpo con sus diminutos brazos, yo baje la rama y me quede mirándole, preocupada por si se había asustado de mi.

-Hey no llores pequeño, no te voy a hacer daño, mira dejo la rama en el suelo.-Digo mientras la apoyo en el suelo-No tienes nada de que preocuparte.

Entre suspiros y pequeñas sorbidas de nariz el niño consigue articular unas pocas palabras.

-Soy Grafin, un elemental de los arboles y la naturaleza, siempre estoy aquí, esperando a las nuevas magas, como lo eres tú. Lo que acabas de dejar en el suelo es tu varita, cógela y ¡ Defiéndete!- Grito el pequeño ser mientras su cuerpo se transforma en ramas y hojas.

Una gran rama sale de la maraña de hojas y raíces que ante mis incrédulos ojos, que crece y crece sin parar, la esquivo como puedo, y me lanzo al suelo en busca de mi varita. La busco, mientras me levanto de las ramas que me intentan atacar, cojo la varita, y en un intento por protegerme, grito, y de mi varita sale una gran esfera de un color azul que me envuelve, y las rama no pueden tocarme, porque su contacto con la esfera las quema. Las hojas y las raíces paran de crecer, y de su interior sale el niño, mientras todo las ramas empiezan a menguar y se comienzan a reducir y a meter en el suelo.

-Bien has pasado la primera prueba, sabes defenderte de ataques visibles, pero, ¿y de invisibles?- el pequeño ser chasca los dedos y desaparece, de tal forma que vuelvo a agitar mi varita y una esfera vuelve a aparecer, pero, una llama de color azul la golpea, y la destruye.
 Me alejo y me coloco tras un árbol, observo la  varita, y cierro los ojos, un zumbido recorre mis oídos, me centro en el, intento escuchar lo que dice, cada vez más cerca de descubrir lo que dice, una esfera roja casi choca contra mi. Corro por el bosque, mientras, esferas azules y rojas caen a mi lado, salgo a un claro y veo un gran lago, rodeado por altas montañas, y un gran islote en el centro, con un precioso castillo.Cierro los ojos y me vuelvo a concentrar en la varita, oigo un gran ruido y una palabra suena. Me giro y sin pensarlo dos veces, grito la palabra que acabo de oír.

-¡Evidens!

Una gran onda sale de la varita y el pequeño ser se hace visible, me mira y alzando su mano una gran bola de diversos colores se crea encima de él, y mirándome la lanza hacia arriba, y de ella se empiezan a disgregar pequeñas partes, y cada una de un color se queda en el aire, amenazante y se lanzan hacia mi como si de flechas se trataran. Una palabra surge en mi cabeza y sin pensármelo dos veces, la grito, lo más fuerte que puedo.

-¡Ignis volucris!

Una gran llama sale de mi varita transformándose en un gran pájaro, y destruye cada una de las flechas y se introduce en la esfera, consumiendola. Observo al pequeño ser que me mira incrédulo.

-¿Como has conseguido hacer eso?- pregunta, observando como su esfera cae hecha pedazos y envuelta en llamas.

-No sé, las palabras han aparecido en mi cabeza, y sin pensármelo las he gritado.- respondo con una gran sonrisa.

-Bien, y la última prueba, defiéndete de... los seres que habitan en el agua.- y mirándome con una gran sonrisa en su cara el ser alza su mano y una gran bola de energía me golpea en el pecho y me lanza al lago.

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