martes, 2 de agosto de 2011

1º Capítulo.

            - 1 –Capitulo 1. Una nueva vida.

Gritos, abucheos, insultos. Noto que me asfixio. El miedo se apodera de mi, intento soltarme de las cuerdas que me apresan, intento no llorar y memorizar cada una de las caras de las personas que me han acusado. Intento gritar, pero, el humo me quema por dentro, la muerte esta muy cerca, siento que mi vida se acaba, de una forma tan deshonrada. La Inquisición y sus juicios absurdos, recuerdo la cara de mi madre tras la sentencia, el horror cruzo su alma, pero, el dolor no hizo que intentara librarme de mi condena. Me acusó de actos que nunca hice, ahora entiendo lo que es sentirse solo en un mundo donde por ser extraordinario, te tachan de bruja. Oigo exclamaciones, algún murmullo e intento ver algo a través del fuego que intenta, no sin dificultad, quemar alguna de mis extremidades. Un fogonazo de luz atraviesa la plaza donde me encuentro, y una gran esfera de un color blanco se queda levitando encima de mi, brillante, hermosa. Dos hombres y una mujer se acercan en mi dirección. La mujer alta y rubia levanta un báculo, que emite un leve brillo y las llamas se apagan, movidas por una gran fuerza, dejando una humareda  que ciega a los pueblerinos. Uno de los hombres, de corta estatura, cara amable y ropajes toscos, levanta sus manos, elevando el humo por encima de las casas y un viento gélido lo lanza lejos, dejando la plaza visible. El otro hombre, alto y con una gran capa negra brillante, sin apenas mirarme, chasca los dedos y las cuerdas comienzan a moverse, como movidas por una fuerza fantasmal permitiendo soltarme, sin ninguna dificultad.
La mujer se acerca a mí y me ayuda a bajar del montón de hierbas secas, que iban a ser mi perdición, alcanza su bolso y saca una capa color azul cielo, la cual pone en mis hombros.
La esfera de luz se apaga, dejando la plaza en penumbra. La mujer se coloca a mi lado,  toma mi mano con la suya y haciendo un gran movimiento con el báculo, una gran llama emana del suelo absorbiéndonos, transformando nuestros cuerpos en fuego, y una gran energía nos mueve, desapareciendo de la plaza, donde los pueblerinos asombrados no pueden dejar de mirar atónitos lo que acaba de suceder ante sus ojos.
La energía desaparece y mi cuerpo vuelve a ser de carne y hueso,  miro a la mujer y observo como detrás de ella aparece una gran masa de humo de la cual sale el hombre de la capa negra y en el cielo un gran tornado pierde fuerza y de él sale el hombre bajito a lomos de una especie de caballo alado de un color grisáceo.
Una arcada recorre mi garganta, y siento que me mareo, intento ocultarlo sentándome en el suelo, pero, la mujer se sienta a mi lado y  exponiendo una gran sonrisa, alarga su mano y la coloca en mi brazo, una gran sensación de bienestar se expande por mi cuerpo, y el mareo se desvanece, dejando solo una gran sensación de haber descansado durante muchas horas. Alzo la mirada  el cielo y veo que en realidad lo que parecía un gran caballo alado no era más que una gran masa de humo con esa forma. La mujer empieza a hablarme:

- Me llamo Lady Laira, soy la hechicera del fuego.- me dice la mujer, exponiendo una gran sonrisa.- Y ellos son,  Lord Jairen, el bajito, hechicero del aire y el alto, Lord Ángelo, el mago mentalista más poderoso de todo el reino de Kolliseum. Faltan, Lord Fenriz, hechicero del agua, y Lady Elena, hechicera de la tierra, quienes están en una importante reunión con otros magos del reino. ¿Cuál es tu nombre?

-Yo me llamo Morgana. ¿Hechiceros? No lo entiendo, ustedes luchan por mantener el orden en las aldeas próximas al palacio y sus alrededores, ¿y ahora ayudan a una pueblerina a escaparse de un juicio de los Termicus la familia más influyente del reino?- pregunto con temor a una reprimenda por osar a hablar a una maga en ese tono.

Una sonrisa recorre la cara de Lady Laira y de Lord Jairen, me relaja ese gesto, aunque Lord Ángelo no sonríe, su cara muestra un estado de ánimo frío.

-Te ayudamos porque tienes un gran poder mágico, y ningún mago aun siendo de un pueblo debe de ser desperdiciado, además tú eres la única chica que ha hecho vibrar la gran campana del poder en los últimos cien años, proeza que solo consiguen algunos elegidos como Lord Ángelo.

-¿Campana del poder? – Pregunto con una sonrisa tímida.

-Es un gran objeto mágico milenario que vibra ante la presencia de grandes magos y magas.¿no te ha sucedido algún hecho relacionado con uno de los elementos, como una gran ventolera o has prendido fuego de la nada?-Responde Lord Jairen.

-No nunca he conseguido tales proezas. ¿Ahora que es lo que se supone que debo hacer? No puedo volver al pueblo o terminaran lo que han empezado.

-Te ofrecemos un trato, tú ven con nosotros y aprende lo necesario para ser una gran maga y poder ayudar a la gente, necesitamos más magos, se acerca una gran guerra y tú saldrás perjudicada, es un aviso y una petición, ven con nosotros o sufriras las consecuencias.

Un sentimiento de alerta se desata en mi cabeza y me levanto, recorro con la mirada los árboles cercanos, escruto cada palmo del terreno, observo con detenimiento cada sonido y cada movimiento, no logro encontrar nada, pero, la mujer se da cuenta y se levanta eleva. El aire cambia de dirección me golpea la cara, ahora gélido y con un toque de especias exóticas, miro a la maga  que tiene una mirada amenazante. Los otros dos magos se acercan a nosotros.

-Están aquí, debéis huir Laila, vienen por ella.-dice Ángelo con una sonrisa.- Jairen y yo nos quedamos a detenerlos.

-Vale. Con cuidado, ya sabéis que son muy fuertes a pesar de ser muertos vivientes.

Un leve movimiento con el bastón y una llama volvió a transformar mi cuerpo en fuego. Lo último que recuerdo es a Jairen lanzando un rayo a una sombra.

3 comentarios:

  1. Está bastante bien, aunque creo que deberías mejorar un poco la forma de escribir :S
    Pero me ha gustado mucho :D
    ¡Un beso! ^^

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  2. parece interesante, las palabras que me vienen a la cabeza son circo de medianoche ;)

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  3. Estoy de acuerdo con Lady Carla ^^ Pero por lo demás, genial!

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